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Los profesionales del CBD austriaco se rebelan contra el monopolio de los estancos

Las autoridades austriacas aprueban transferir la venta de flores de cáñamo al monopolio del tabaco en cuatro años.

Anna BRUNET
Publicado el
2/12/2025 15:58
Actualizado el
3/12/2025 10:00
Por
Anna BRUNET
Bandera de Austria ondeando frente al Parlamento.

Después de meses navegando en la niebla legal más absoluta, el sector austriaco del cáñamo industrial acaba de recibir la sentencia oficial. Las autoridades han dado luz verde a una enmienda que traspasa la comercialización de las flores de CBD al monopolio nacional del tabaco. Fecha de ejecución: enero de 2029.

Este anuncio acaba con la incertidumbre, pero de la peor manera posible. El dispositivo prevé un período transitorio, aunque los profesionales lo ven más bien como una cuenta atrás antes del pelotón de fusilamiento. Un cronómetro que arranca hoy y terminará en menos de cuatro años.

El origen de este lío se remonta a las sentencias judiciales de finales de 2024. Los tribunales austriacos decidieron que las flores fumables de cáñamo debían someterse a la legislación sobre el tabaco. Consecuencia inmediata: un impuestazo del 34% que se aplica desde entonces a estos productos.

No todos los productos CBD están en el punto de mira

Hay que aclarar qué productos entran en esta nueva normativa. Los aceites de cannabidiol, los alimentos con CBD o los cosméticos quedan fuera del alcance de esta restricción. Solo las flores destinadas a ser fumadas caen bajo esta guillotina legislativa.

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El problema es que estas flores son precisamente el producto estrella de la inmensa mayoría de tiendas especializadas. No hablamos de un segmento marginal, sino del pilar económico sobre el que se sostiene toda la actividad de estos negocios.

El mecanismo transitorio permite a las tiendas existentes seguir vendiendo hasta el 31 de diciembre de 2028, pero con condiciones durísimas. Cada establecimiento tendrá que conseguir una autorización específica del organismo que gestiona el monopolio del tabaco.

Los criterios de elegibilidad son restrictivos: demostrar que existes desde principios de 2025 y que tu actividad se centra principalmente en productos derivados del cáñamo. Requisitos que hacen temer a las estructuras pequeñas quedarse fuera del sistema.

Pero incluso para los que logren pillar esta licencia temporal, el problema sigue ahí. Pasado 2029, sin un cambio legislativo gordo, el mercado de las flores de CBD tal como funciona ahora habrá desaparecido por completo.

Los profesionales están que trinan

La reacción del sector no se hizo esperar. En una rueda de prensa organizada tras el anuncio del gobierno, las palabras fueron contundentes. Lukas Bock, que tiene una tienda en la capital austriaca, fue directo al grano: "Esto no es un rescate, es en realidad un golpe mortal."

Su testimonio resuena con la experiencia de cientos de otros comerciantes que ven cómo su futuro profesional se va al garete. El producto que les da de comer les va a desaparecer, transferido a la fuerza hacia una red de distribución sobre la que no tendrán ningún control.

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La organización profesional ÖCB, montada este año para defender los intereses del sector, no se anda con rodeos. Sí, esta transición da un plazo extra. Pero no, no soluciona absolutamente nada de fondo.

El verdadero problema sigue intacto: dentro de unos años, salvo giro político improbable, la industria del cannabis legal austriaca habrá dejado de existir tal como la conocemos. Los estanqueros se quedarán con el pastel, y todos los demás desaparecerán del mapa.

Esta movida recuerda mucho a los debates actuales en Francia, donde proyectos similares buscan concentrar la distribución de las flores de CBD en los estancos. Una tendencia que parece extenderse por Europa como si fuera el modelo a copiar.

La artillería legal se pone en marcha

Ante esta amenaza existencial, el sector organiza su defensa en el terreno judicial. La estrategia se basa en varios argumentos constitucionales que los abogados del sector consideran bastante sólidos.

Heinz Mayer, especialista en derecho constitucional, ha elaborado un análisis jurídico encargado por la ÖCB. Su veredicto no deja lugar a dudas: la extensión del monopolio representa "una injerencia inadmisible en la libertad de ejercer una actividad comercial" y le falta fundamento racional.

El jurista se apoya en un precedente importante. En 2015, el Tribunal Constitucional austriaco tumbó un intento de extender el monopolio del tabaco a los líquidos para cigarrillos electrónicos. Esta jurisprudencia podría servir de base para atacar el dispositivo actual.

"Nos encontramos hoy en una situación similar a la de hace diez años con los cigarrillos electrónicos", señala Heinz Mayer. Anticipa que el expediente "acabará definitivamente ante el Tribunal Constitucional".

La ofensiva judicial ya ha comenzado. La ÖCB presentó a principios de año una demanda ante el Tribunal Federal de Finanzas. ¿El argumento principal? Este monopolio instaura una discriminación manifiesta y constituye en la práctica una "prohibición profesional" camuflada. El procedimiento sigue su curso.

Un desastre económico anunciado

Las repercusiones económicas de esta política ya se ven con claridad. Las estimaciones del sector hablan de unos 500 comercios especializados duramente afectados por las restricciones que entraron en vigor recientemente.

Más de 1500 puestos de trabajo están directamente amenazados por la evolución normativa en curso. Muchos gerentes reportan caídas de facturación que llegan al 70%. Una sangría difícilmente sostenible a largo plazo.

La paradoja financiera salta a la vista. Al canalizar el mercado hacia el solo monopolio del tabaco, el Estado austriaco se corta de ingresos fiscales sustanciales. La ÖCB cifra lo que se pierden: el mercado legal del cáñamo podría generar entre 40 y 50 millones de euros en impuestos anuales.

Frente a estas cantidades, los 15 millones de euros previstos vía el sistema monopolístico quedan en nada. Las autoridades sacrifican pues entradas fiscales considerables en el altar de una lógica cuya racionalidad económica se le escapa a mucha gente.

Un choque con el derecho europeo

Más allá del marco nacional, esta medida austriaca plantea interrogantes serios sobre su conformidad con el derecho de la Unión Europea.

La posición de la Comisión Europea está clara: el CBD no figura en la lista de estupefacientes. La normativa comunitaria garantiza además la libre circulación de productos a base de cáñamo cuyo contenido de THC respete los umbrales autorizados.

Al instaurar un monopolio nacional sobre las flores, Austria levanta una barrera comercial contra mercancías legalmente vendidas en otros Estados miembros. Una postura jurídicamente cuestionable que podría ser objeto de un recurso ante las jurisdicciones europeas.

Los actores del sector alertan sobre otro riesgo: esta política restrictiva va a empujar mecánicamente a los consumidores hacia el mercado paralelo. Enfrentados a precios artificialmente inflados y a una disponibilidad reducida en los canales oficiales, muchos buscarán alternativas.

¿El balance previsible? Una evaporación del control de calidad, una desaparición de los ingresos fiscales, y ninguna ganancia tangible en materia de salud pública. Una situación donde nadie sale ganando, excepto quizás los circuitos de abastecimiento no declarados.

Una señal de alarma para toda Europa

La evolución austriaca se inscribe en un movimiento más amplio que toca varios países europeos. Francia batalla actualmente contra proyectos comparables. Italia atraviesa sus propias crisis normativas sobre las mismas cuestiones. Un patrón parece dibujarse a escala continental.

Sin embargo, ningún elemento objetivo justifica colocar el cáñamo con bajo contenido de THC en la misma categoría que el tabaco. Los productos difieren radicalmente por su composición química, sus efectos fisiológicos y sus riesgos sanitarios. El cannabidiol no genera ni adicción, ni patologías graves, ni mortalidad.

¿De dónde viene entonces esta voluntad política de someterlos a las mismas reglas? Los profesionales del sector detectan a menudo una estrategia de asfixia de una industria emergente, más que una auténtica preocupación de salud pública respaldada por datos científicos.

Nuestro equipo estará atento a la continuación de los acontecimientos en Austria, porque podrían crear una jurisprudencia aplicable en otros lugares de Europa. Una validación judicial del enfoque austriaco animaría probablemente a otros gobiernos a tomar el mismo camino.

Por el contrario, una invalidación constitucional del monopolio proporcionaría munición jurídica a los profesionales del CBD en todos los países confrontados a amenazas similares.

El combate austriaco trasciende pues ampliamente las fronteras nacionales. Es una parte del futuro del sector del cáñamo industrial europeo lo que también se juega en Viena, entre los pretoritos y los hemiciclos.

Los tres años y pico que vienen se anuncian determinantes. O bien los recursos judiciales funcionan y tumban esta normativa, o bien el sector tendrá que prepararse para una refundición total que probablemente firme la desaparición de sectores enteros de la industria actual.

Anna BRUNET
Anna BRUNET

Redactora experta en CBD

Anna, responsable editorial en Cannadeal, se distingue por su pluma incisiva y su conocimiento profundo de la actualidad del cannabis. Antes de unirse a Cannadeal, escribía para un medio especializado en bienestar, donde descubrió los beneficios del CBD. Después de haber probado varios productos CBD y constatado sus efectos positivos, decidió especializarse en este ámbito. Anna redacta artículos informativos y cautivadores sobre las últimas tendencias y descubrimientos relacionados con el cannabis. Su pasión por el tema y su enfoque riguroso hacen que sus contenidos sean frecuentemente retomados en la prensa, reforzando así su influencia en la industria del CBD.

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